Las Rimas, 84 poemas breves,
asonantados y de metros variados, fueron publicadas en diversas revistas. Las
reunió, para editarlas en un libro, y las entregó a su protector, el ministro
González Bravo; pero en un saqueo en casa de éste el manuscrito desapareció.
Bécquer volvió a reunirlas en un cuaderno que tituló Libro de los gorriones,
conservado en la Biblioteca Nacional. Fueron publicadas a título póstumo
por sus amigos en 1871 con el título de Rimas.
Bécquer expuso sus ideas poéticas
en diversos escritos (Cartas literarias a una mujer;
Introducción sinfónica; en reseñas de obras de sus amigos, etc.) De
ellos se resume:
-Hay una poesía pomposa, que seduce
“con su armonía y hermosura”. Es la poesía de todo el mundo, agrada al oído,
produce satisfacción y se desvanece.
-Pero hay otra, breve y seca, “que
brota del alma como una chispa eléctrica”, desnuda de artificio, que roza el
alma del lector y despierta su fantasía. Es la “poesía de los poetas”, se
produce como el acorde de un arpa, que queda vibrando y no acaba: al concluir
su lectura la mente queda llena de pensamientos sugeridos por ella, de
“pensamientos sin nombre”. Esta es la que él quiere practicar.
TEMAS.-Las Rimas se dividen convencionalmente en cuatro
series, atendiendo a su progresión temática:
- I-XI: reflexión sobre la poesía, trata de
estímulos que lo inducen a escribir versos.
- XII-XXIX: exaltación amorosa, contemplación afirmativa y confiada de la
belleza femenina y del amor.
- XXX-LI: desengaño; es el grupo más abundante, formado por poemas
amargos y dolientes, con tonos que van de la melancolía hasta la ira y la
desesperación. Muchos de estos poemas manifestarían el fracaso de sus amores
con Elisa Guillén y, en algunos casos, una venganza (XLII).
- LII- LXXIX[1]: sentimiento
de dolor y angustia ante la condición humana, la muerte, la inmortalidad(LXVI).
Estos
grandes temas se concretan en motivos aparentemente más sencillos, como el
amor, el misterio, la naturaleza, las sensaciones, la ensoñación, las
vivencias, la sugerencia y la evocación.
ESTILO.- Bécquer toma el ritmo métrico, la
“música” de las rimas, de la tradición culta y la popular a la vez; usa versos
de 10, 11 y 12 sílabas junto a versos de 5, 6, 7, y 8; construye estrofas con
endecasílabos y heptasílabos y otras con octosílabos (XXVII), pero la combinación
preferida por el poeta es de heptasílabos con endecasílabos. El
ritmo del heptasílabo- a veces del pentasílabo- quiebra, refrena el del
endecasílabo, sugiriendo agitación o temblor (que remite a la agitación y
temblor del alma). Apenas utiliza estrofas clásicas (las había utilizado en sus
primeros poemas) Evita la rima consonante y prefiere la rima asonante, más leve, más imperceptible y por ello,
más sugerente; la toma de las formas populares y tradicionales. La sugerencia y
la brevedad, ambas de raíz tradicional, son esenciales en las rimas.
El paralelismo y las construcciones antitéticas o adversativas son procedimientos muy usados por
el poeta. El paralelismo introduce un orden, necesario muchas veces (Rima III).
La repetición de una estructura sintáctica acentúa en el lector una sensación
de entusiasmo o abatimiento, hace mayor el peso de la emoción.
La
antítesis o las estructuras adversativas expresan
una contradicción esencial en las rimas: el yo frente al
tú, la inspiración frente a la razón, la luz frente a la oscuridad...
En el final de muchas rimas hay una expresión muy breve, o una exclamación, que significan el saber
callar a tiempo, en el momento más alto de la emoción. A veces el final es una
explicación, de imágenes previas, por ejemplo, o una frase sentenciosa, sobre las cuales prevalece el clima emocional
creado en las estrofas anteriores.
Abundan
las figuras de repetición sintáctica
(anáforas, bimembraciones, paralelismos), hipérbatos,
adjetivos antepuestos (dan un gran valor
emocional), variedad entonativa (interrogaciones, exclamaciones, suspensiones).
Son esenciales las imágenes, la representación de experiencias
sensoriales: sonido, tacto, movimiento; permiten expresar algo confuso,
interior, inefable y en ocasiones se acumulan en la misma rima (II, III,V...)
Las más frecuentes son las referidas a la luz y al movimiento para expresar la
animación del mundo -el mundo tiene alma-, la propia poesía: lo que se mueve,
lo que corre, lo que se expande y asciende. El poeta participa de ese
dinamismo, quiere fundirse con él, aspira hacia la luz, expresión de aquella
plenitud que conoció y recuerda, idea pura, lo absoluto representado por la
mujer(rima XI)
En
el léxico, Bécquer selecciona
palabras que expresen imágenes del mundo
sensorial frente a las conceptuales. Además del mundo de la luz, que acabamos de citar, las formas y los sonidos serán su referente más
próximo, aunque sea la realidad sentida o percibida por el poeta
(subjetividad). (Rima VIII, descripción de un mundo anhelado, lejano, al que el
poeta tiene que ascender mediante un movimiento vertical, verbos flotar y
subir, un mundo impreciso e inestable, dorado e inquieto,...temblar como
ardientes pupilas de fuego. Este tipo de descripciones y definiciones,
vagas, difusas, vacilantes y ambiguas son características de las Rimas.
ORIGINALIDAD
Y TRASCENDENCIA DE BÉCQUER
Bécquer
imitó a veces a poetas germánicos y también a poetas españoles amigos suyos,
pero logró superar a sus modelos. Muchos de sus coetáneos no apreciaban su obra
(Campoamor llamaba “suspirillos germánicos “a sus poemas)
El
reconocimiento pleno de su arte y su influjo se produjeron con poetas nacidos
poco después de su muerte (Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez) y más tarde
(Salinas, Cernuda, etc.) Hoy es considerado iniciador de la lírica
contemporánea, por la pureza con que – con medios formales muy simples- acierta
a expresar emociones hondamente sentidas.
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